Hoy el uso de los medios de pago electrónicos ha llegado a los más pequeños de la casa y además de las cuentas para niños donde aprenden a ahorrar dinero, muchos padres han comenzado a darles para que manejen tarjetas para menores de 18 años.
¿Qué son las tarjetas para niños y adolescentes?
Estas tarjetas para adolescentes y niños son productos financieros que se pueden utilizar para realizar pagos o retirar dinero en cajeros automáticos sin la necesidad que el padre o tutor los realice sino que el menor tiene un plástico o una tarjeta virtual en el móvil a su nombre para dichas operaciones.
Sin embargo, vale la pena mencionar que es el mayor quien deberá gestionar la tarjeta, fondearla, autorizar a el menor haga uso de este medio de pago y también tendrá acceso a una app para hacer seguimiento de los movimientos.
Asimismo, una de las ventajas es que por lo general son cuentas sin comisiones, no requieren que el padre tenga un producto en la misma entidad financiera y son una herramienta para controlar los gastos e inculcarles la cultura del ahorro.
¿Cuál es la mejor tarjeta para un adolescente?
Para aquellos padres o tutores que buscan las mejores tarjetas para niños, les compartimos una serie de opciones atractivas que se consiguen en el mercado financiero español y que se pueden contratar 100% online.
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Mensualidad: Light 2.99€ al mes sin permanencia
Smart 5.99€ al mes sin permanencia
One 9.99€ al mes sin permanencia
- Comisión de Apertura: 0.00€
- Tipo de Tarjeta: Prepago
¿Existen tarjetas de crédito para niños?
No, en España no es legal comercializar tarjetas de crédito para niños ya que la edad mínima para ello es a partir de los 18 años.
Los menores de edad tienen acceso o a tarjetas de prepago o una tarjeta de débito que viene vinculada a una cuenta donde recibe el dinero para poder gastarlo o retirar dinero en cajeros automáticos.
¿Desde qué edad se puede pedir una tarjeta para jóvenes?
Si bien la edad mínima para acceder a una tarjeta de débito para jóvenes suelen ser los 16 años, hoy existen muchas entidades financieras que las conceden entre los 10 y los 12 años, aunque siempre deberán estar gestionadas por los padres o tutores.
¿Qué se puede hacer con una tarjeta para menores de edad?
A la hora de evaluar si la mejor tarjeta para menores de edad es la que nos está ofreciendo una entidad financiera, es muy importante analizar que servicios tenemos disponibles con ella, como por ejemplo:
- Acceso a la app
- Recibir dinero por Bizum
- Una cuenta sin comisiones vinculada
- Retirar efectivo en cajeros automáticos
- Hacer pagos online y en tiendas físicas
- Paga con tu móvil con la máxima seguridad
- Realizar compras en cualquier divisa sin comisiones y sin límites
- Crear huchas de ahorro
¿Qué tarjeta se puede tener a los 14 años?
A los 14 años ya podrás utilizar no solo tarjetas para adolescentes sino que también accedes a algunos servicios que antes no podías acceder como por ejemplo Bizum, realizar una transferencia o retirar dinero en el cajero con límites más altos.
Sin embargo, todas estas operaciones deberán ser gestionadas y autorizadas por el padre o tutor desde la app.
¿Puedo tramitar por mi cuenta una tarjeta si no tengo 18 años?
No, el padre, madre o tutor es el encargado de dar de alta o baja el producto, habilitar servicios y operaciones y podrá hacer seguimiento de los movimientos como también parametrizar aleras de seguridad.
¿Hasta qué edad se puede aplicar a una tarjeta para niños?
Las tarjetas para menores de 18 años cambiarán automáticamente de categoría de producto una vez que cumplas esta edad y pasarán al siguiente nivel, donde te ofrecerán por ejemplo, tarjetas de crédito para jóvenes.
Por lo general continuarán con las mismas condiciones en cuento a exención de comisiones, aunque cada banco tiene sus propia política que te informará antes que este cambio se formalice porque deberás aceptar los nuevos términos y condiciones.
¿Qué precauciones debo tener con una tarjeta para un menor de edad?
Lo más importante cuando contratamos una de estas tarjetas para niños y adolescentes es que entiendan que en primer lugar se les está dando una responsabilidad para gestionar el dinero y que es un método de pago más seguro que el efectivo.
Paralelamente es necesario que sepan que los riesgos existen y que hay que prevenirlos, por ejemplo no entregar el plástico a otra persona. no compartir los datos de la tarjetas, mantener el PIN en secreto o no decirle a nadie las claves de acceso.